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¿Te gusta esta despensa?
¡Ideal para ver y tocar los materiales, los colores y las distribuciones!
Esta habitación, cuyo nombre parece provenir del vapor que se produce al lavar la ropa, ha estado reservada durante mucho tiempo a cierto tipo de viviendas. Hoy en día, el lavadero ya no es necesariamente una habitación dedicada, sino que se ha reinventado para ocupar espacios comunes como la cocina o el garaje.
Esta nueva disposición implica lógicamente adaptaciones. Gracias a la personalización, el lavadero puede integrarse en todas las viviendas modernas sin invadir ni restar espacio a otras estancias. Al contrario, una versión a medida es una respuesta personalizada que responde perfectamente a las exigencias del estilo de vida actual.
¿Por qué el lavadero parece lógicamente vinculado a este espacio? En primer lugar, el cuarto de baño, como sala de agua, está diseñado para evacuar la humedad. Con una buena ventilación, es capaz de expulsar la gran cantidad de vapor de agua de la ducha y la bañera. El cuidado de la ropa también genera vapor, por eso el lavadero debe estar en un cuarto de ducha bien ventilado. La ventaja del lavadero en este espacio no acaba aquí: como es habitual cambiarse de ropa en este lugar, también es más fácil instalar allí los elementos para el tratamiento de la ropa. Por último, como esta zona no se considera un espacio habitable, no es necesario ocultar elementos técnicos como los electrodomésticos.
Otra solución práctica es una zona de lavandería en la cocina. Esta opción permite reunir en un mismo espacio las principales tareas de mantenimiento diario de la casa. Como la cocina es una estancia en la que la convivencia y la decoración son cada vez más importantes, es fundamental que la zona de lavandería quede oculta. En este caso, se instala detrás de las puertas de los armarios o en un rincón.
Si la casa lo permite, es realmente agradable disponer de un lugar totalmente dedicado al tratamiento de la ropa de casa. Al igual que un trastero o un vestidor, el lavadero se acondiciona únicamente para este fin y, por lo general, es más fácil de acondicionar. Procure que haya ventilación, ya que, al igual que el cuarto de baño, este espacio generará mucho vapor.
Si su lavadero es compartido, por ejemplo con el cuarto de baño o la cocina, elija electrodomésticos silenciosos. La lavadora no debe ser una fuente de molestias, sobre todo si buscas un momento de relax en el baño.
Para la lavadora y la secadora, se suelen adoptar dos soluciones: o bien una instalación en columna con los aparatos uno encima del otro, o bien una alineación de los dos aparatos, lo que permite disponer de una encimera encima. Esta elección se hará principalmente en función de la superficie disponible.
Además del lavado, el lavadero también puede incluir una zona de planchado. En este caso, hay que prever un espacio para planchar cómodamente, pero también para guardar la tabla de planchar y la plancha de vapor una vez terminado el trabajo.
Para tener un lavadero bien diseñado, es necesario disponer de un método de clasificación de la ropa que sea accesible para toda la familia y práctico para la lavadora. Por ello, es aconsejable disponer de al menos dos contenedores que puedan albergar textiles de color por un lado y textiles blancos por otro. Pueden ser elementos integrados como muebles o simplemente colocados en el suelo como cestas. Lo importante es que todo el mundo tenga fácil acceso a ellos y que no interfieran con las actividades del lavadero. Una vez lavada la ropa, también debe haber espacio para guardar la ropa limpia.
Algunos productos domésticos deben almacenarse en el lavadero, ya que es allí donde se utilizarán. Es el caso, por ejemplo, de los detergentes para textiles, como el detergente en polvo, el suavizante y los quitamanchas.
Dependiendo del tamaño del lavadero, se puede diseñar una distribución completa para dar cabida a todos los productos de limpieza de la casa. Esto tiene la ventaja de disponer de un espacio bien delimitado: se puede organizar mejor el almacenamiento, gestionar mejor las existencias y también restringir el acceso, sobre todo en presencia de niños pequeños.
En términos de organización, es aconsejable durante la fase de proyecto pensar en las tareas que se llevarán a cabo en este espacio. Si, por ejemplo, se desea poder planchar, hay que prever el espacio necesario para instalar la tabla de planchar en buenas condiciones, pero también para guardar el generador de vapor.
Aunque los muebles siempre son útiles para guardar cosas, también puede ser útil mantener una superficie de trabajo, sobre todo para doblar la ropa. Por ello, los muebles altos deben colocarse de forma que no interfieran en el trabajo. La distribución interior es esencial. Se multiplican los cajones y estantes de diferentes tamaños y alturas. La incorporación de accesorios como separadores o estanterías ofrece soluciones prácticas para almacenar los productos necesarios.
Si el lavadero va a compartir espacio, lo más fácil es utilizar el estilo y los colores ya presentes en el ambiente. Con una cocina equipada, puedes añadir una zona de lavandería que incorpore los mismos frentes y la misma encimera. Así se mantiene el ambiente y la singularidad del espacio. Lo mismo ocurre con el cuarto de baño: es más fácil instalar muebles idénticos.
Si tu lavadero tiene su propio espacio en la casa, puedes jugar con un estilo diferente e incluso probar un diseño sorprendente que te haya enamorado. Dado el tamaño de la habitación y el hecho de que está poco expuesta, puedes apostar por un estilo o una combinación de colores más original. Es hora de poner en práctica todas esas ideas de decoración que nos encantan pero ¡nunca nos atrevemos!